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luchas contra la aristocracia, ha recurrido abundantemente a este método: negándose a
pagar los impuestos, por el boycott y la revolución es como ha llegado, retadoramente, a
ocupar una posición dominante en la sociedad. Y tanto peor será para sus representantes
Rocker - Anarcosindicalismo 52
de hoy el haber olvidado la historia de sus padres y el aullar sanguinariamente contra los
«métodos ilegales» de los trabajadores en su lucha por libertarse. ¡Como si alguna vez la ley
hubiera permitido, a una clase sometida, sacudirse el yugo! La Historia no cita ningún
ejemplo.
Por acción directa, los anarcosindicalistas dan a entender todos los procedimientos
inmediatos de guerra contra sus opresores económicos y políticos. Entre esos
procedimientos, los más salientes son: la huelga en sus distintos grados, desde la simple
lucha en demanda de mejora de salarios, hasta la huelga general; el boycott; las infinitas
formas del saboje; la propaganda antimilitarista; y en casos sumente críticos, como el que se
ha presentado actualmente en España, la resistencia armada del pueblo en defensa de la
vida y la libertad.
Entre estas diversas formas de lucha técnica, la huelga, es decir, la negativa organizada
a trabajar, es la más usada. Desempeña, por lo que a los trabajadores respecta, un papel
equivalente al de los frecuentes levantamientos de campesinos en la edad feudal. En su
forma más sencilla, la huelga es el medio de mejorar la condición general de la vida del
obrero y de defender las mejoras ya logradas, contra las medidas concertadas de los
patronos. Pero la huelga no es para el proletariado solamente un medio para la defensa de
sus inmediatos intereses económicos, sino que es una escuela constante para el empleo de
su energía o capacidad de resistencia, pues le demuestra, un día y otro, que el menor de
sus derechos tiene que ser ganado por medio de incesante lucha contra el sistema vigente.
Tanto las organizaciones combativas de los trabajadores, como la misma lucha
cotidiana en torno al salario, son consecuencia del orden económico capitalista, y, por
consiguiente, constituyen una necesidad vital para el obrero. Sin ello, éste se vería hundido
en el abismo de la miseria. Es cierto que el problema obrero no puede resolverse solamente
con huelgas por el aumento de los jornales, pero esas huelgas son el mejor instrumento
educativo para que los trabajadores se percaten de la verdadera esencia del problema
social, adiestrándolos en la lucha para la liberación de los sometidos a la esclavitud
económica y social. También tiene un valor axiomático la afirmación de que mientras el
trabajador tenga que vender sus manos o su cerebro a un patrono, nunca obtendrá más que
lo estrictamente indispensable para ir viviendo. Pero las necesidades indispensables a que
tiene que atender no son siempre las mismas, sino que cambian constantemente con los
requerimientos que el trabajador hace a la vida.
Aquí llegamos al punto de la significación general cultural que encierra la lucha del
trabajo. La alianza económica de los auténticos productores no sólo les proporciona un arma
para obligar a que se les mejore el nivel de vida, sino que se convierte para ellos en una
escuela práctica, en una universidad de experiencia, en la que adquieren instrucción e
ilustración, en inestimable medida. Los experimentos y sucesos prácticos de la lucha
cotidiana de los trabajadores se traducen en un precipitado intelectual en sus
organizaciones, ahondando su comprensión y ampliando las perspectivas de su
pensamiento. Por la constante elaboración intelectual de sus experimentos en la vida, se
desarrollan en los individuos necesidades nuevas y nuevos estímulos en distintos campos
de la vida del pensamiento. Precisamente en este desarrollo estriba la gran significación
cultural de esas luchas.
Una verdadera cultura de la inteligencia y la demanda de más altos reclamos a la vida
son cosas que no pueden producirse mientras el hombre no haya alcanzado cierto nivel
material de vida, que le haga capaz de ello. Sin este preliminar, toda aspiración intelectual
superior queda desplazada. Hombres constantemente amenazados por una espantosa
miseria, apenas pueden concebir nada que se refiera a altos valores intelectuales. Hasta
que los obreros, después de varias décadas de lucha, no alcanzaron por sí mismos un tipo
de vida mejor, no pudo hablarse entre ellos del desarrollo intelectual y cultural. Y es esta
aspiración de los trabajadores lo que el patrono ve con mayor recelo. Para los capitalistas,
como clase, sigue teniendo todo su significado la conocida frase del ministro español Bravo
Murillo: «No necesitamos hombres que piensen, entre los obreros; lo que se necesita son
bestias de labor.»
Rocker - Anarcosindicalismo 53
Uno de los resultados más importantes de luchas económicas diarias es el desarrollo
del sentido de solidaridad entre los trabajadores, cosa que para ellos tiene un alcance muy
distinto que la coalición política de los partidos, en la que entra gente de todas las clases
sociales. Una sensación de mutua ayuda, cuya fuerza se renueva constantemente en la [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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